En 1992, el año olímpico de Barcelona, el Rafael Verdera fue elegido para hacer una pequeña singladura con una preciosa carga.
El fuego que había sido recogido en Olimpia y desembarcado en Ampurias realizaba un viaje por todas las comunidades españolas y solo unos pocos barcos fueron portadores en sus escasos trayectos marítimos.
El día anterior a la inauguración de la olimpiada el Rafael Verdera zarpaba del puerto de Palma para recoger la llama que del anterior portador recibía en la costa SW de Mallorca y entregarla en la Ciudad de Palma a las 11 horas del 23 de Julio de 1992. Un día fantástico y una experiencia imposible de olvidar para los que en aquel día fueron tripulantes del buque.