
Sucesos y desastres
A lo largo de casi dos siglos de historia, el Rafael Verdera ha sido testigo de innumerables aventuras… y también de algún que otro contratiempo digno de contar.
Los mares no siempre son amables, y el viento a veces juega en contra. A lo largo de los años, hemos sufrido roturas de velas en plena navegación, abordajes imprevistos y alguna que otra tormenta que puso a prueba tanto al barco como a su tripulación.
En una ocasión, una maniobra mal calculada en puerto acabó con un golpe inesperado contra el muelle. En otra, una tormenta repentina nos obligó a refugiarnos de emergencia en una cala desconocida, sorteando olas que parecían querer engullirnos.
Pero como ocurre con todas las buenas historias, de cada incidente hemos aprendido, reforzando la estructura del barco y, sobre todo, fortaleciendo el espíritu de quienes lo navegamos.
Hoy, cada pequeño “desastre” forma parte de la leyenda del Rafael Verdera. Son cicatrices que nos recuerdan que la mar no regala nada… pero siempre compensa.